sábado, 23 de mayo de 2009

Delirio conexionista

No sé si esto que voy a mencionar sea un mal clásico de la complejidad de la vida, o un propio cuadro clínico del TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo). Así como tampoco sé cuál es el porcentaje exacto de pedazos de carne con cerebro, extremidades y memoria de trabajo (humanos) que se encuentran profundamente sumergidos en la misma situación. Sea cual sea el fundamento subyacente, voy a abordar un tema que en mi opinión encierra un alto grado de interés por la sencilla razón de hacer parte de una de las tantas “cosas especiales” que suelen sucederme con frecuencia.
Básicamente, el delirio conexionista de creer que eres íntegramente capaz de manipular al mismo tiempo toda la información que se te atraviese por el camino, sin ningún tipo de inconvenientes. Como quien dice: “trabajo en paralelo, por lo tanto puedo controlar todas las demandas del medio sin ningún problema, esta es la versión no lineal de mi vida”, “continuaré con mi exhaustiva tarea hasta que se me queme el cerebro”. Lo cual apunta a que mientras no se presenten fallas crónicas en el sistema, puedes dar más; usa tu cognición, para eso la tienes. Tu cognición no es un pinche adorno de navidad que cuelga detrás de la puerta haciendo presencia para que “todos lo vean”.
Y sí, todo lo bueno tiene algo malo y todo lo malo tiene algo bueno. El lado nocivo de todo esto es que puedes terminar loco, crazy, rayado, o como quieras llamarlo. Creo que merecería la pena revisar las implicaciones que tendría una saturación cognitiva, y también creo que sería más digno tener el cerebro quemado por exceso de uso, antes que tenerlo atrofiado por no haberlo estrenado.
Pero claro, tampoco te vayas al otro extremo. No sea que te quedes solamente en el plano neuronal, sin pasar por lo menos al cognitivo (y después al mental) porque sería una historia más desgraciada que el final de Bambi.

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