domingo, 24 de mayo de 2009

Rareza existencial

Como siempre el ser humano inventando cosas raras y destruyendo la naturaleza. Pero bueno, en este caso me refiero a la rareza que consume al caótico mundo. Y en lo posible, trataré de exponer mis ideas a modo de resumen, puesto que si no lo hago de ese modo, podría extenderme hasta diez cuartillas más y de paso ser víctima de un deterioro a nivel de Neocórtex.
Hay cosas que no entiendo para qué existen, por ejemplo, los adornitos “fashion” que se colocan encima de los lápices (no son borradores). Y que ni siquiera saben la razón de su humilde existencia, pobrecitos.
He estado haciendo mis prácticas de autorregulación para soportar la catastrófica presencia de esos objetos y el daño perceptual que suponen, y he llegado a la conclusión de tener que acostumbrarme a vivir con ellos, porque como dice la Teoría cognitiva del estrés: “hay situaciones que no puedes cambiar, pero sí puedes atribuirles otro significado”.
Así como tampoco es de extrañar que a estas alturas de la vida tengamos que presenciar conductas anormales que no encajan en ninguna patología. Entre esas, el caso de la lluvia: nunca falta la señora que pasa corriendo con las manos en la cabeza y mirando hacia el suelo porque cree que de esa manera le va a caer menos agua (según ella). Escenas de ese tipo son las que estropean la visión que todos tenemos de la lluvia —no sé si a ustedes les ocurra lo mismo, pero en lo personal me agradan los días oscuros y fríos, me parecen interesantes—.
Siguiendo el mismo criterio, pero a la vez cambiando un poco de enfoque, les hago una pregunta: ¿Han probado las famosas gelatinas blancas y harinosas que vienen envueltas en un paquete tipo “dulces de la región”? —hechas con patas de vaca muerta, igual a las otras gelatinas, la diferencia es que las otras no te rompen la homeostasis—. Yo sí, son feas, la última vez que comí una casi muero.
Llevo 18 años tratando de revelar el misterio de mi existencia, y al mismo tiempo cuestionándome cuántas personas en el mundo creen que esas gelatinas son ricas. Quisiera saber en qué momento fue que esa sustancia empaquetada empezó a hacer parte del mundo de las ventas, y en qué momento empezó a tener un significado romántico para los humanos.

2 comentarios:

  1. Pues veràs lo que pienso,el dìa en que el hombre se dio cuenta de lo misteriosa e impredecible que es la naturaleza y como mantiene su continuidad y fluidez en el tiempo hasta el fin de los días, cada con sus diferentes experiencias vitales se han orientado en aras de encontrarle un sentido profundo y organizador a este, en forma de reglas, patrones, principios, normas, leyes, métodos, sistemas,..., etc. Unos tratan de aproximarse a como se manifiesta en la naturaleza y sus diferentes fenómenos, otros se subordinan a criterios vitales, subjetividades de cada ser humano. Para luego ver commo reaccionan mucho después.

    El texto habla mucho de la subjetividad a partir del pensamiento derivados de la experiencia vital en el mundo. Esas raíces subjetivas que también se manifiestan en otros nuevos y diversos modos en la realidad, creando continuamente nuevos conceptos y bases que permiten una evolución de la sociedad y los individuos que la componen.

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  2. A mí me gustan esas gelatinas.. son ricas!!

    Una vez al año no hace daño!

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