miércoles, 27 de mayo de 2009

Crisis narcisista de la galleta

Como las galletas Saltinas: todo el mundo las compra, pero a nadie le gustan. No es que sean feas, sino que solas no tienen gracia.
Entonces compras un frasco de arequipe —o en su debido defecto, Nutella— y te dispones a comer “galletas con arequipe”, pero las galletas solamente las ingieres para disimular tu irracionalidad, tu bestialidad, tu salvajismo, tu excesiva monstruosidad (porque si te comes el arequipe sólo, supuestamente es malo). Y luego tienes el descaro de decir: “mira que saludable soy, como galletas con arequipe en vez de comer arequipe sólo; mira cómo me cuido, es que tanta azúcar... el páncreas, la diabetes, bla, bla, bla...”.
Y resulta que te comiste el tarro de 400 gramos con una diminuta e inofensiva galleta que no tiene la culpa de tu rechazo instintivo, y que además tiene que aguantarse tus malas caras y tu terrorífica mirada con los ojos entrecerrados como chino volando cometa a las doce del día; la pobre galleta siente que la vida la aplasta porque percibe tu animadversión. Como si fuera poco, gracias a tus atroces actos de vandalismo cargados de profunda violencia, corrupción e irresponsabilidad; la saltinita tiene la oportunidad de vivenciar su primera crisis narcisista —que casi siempre termina en crisis existencial, y después en suicidio—.
Ni siquiera puedes afirmar que te lo comiste [el arequipe], porque en términos estrictamente literales, más bien diríamos que lo engulliste, te lo embutiste (y todos los sinónimos que existan en este cáustico planeta). A la larga hubiera dado lo mismo que te tragaras el arequipe sólo, pero la vida es así...

1 comentario:

  1. jaja excelente!! eso suele suceder jaja y pienso que las galletas solas garr"" pero weno!! tqm amiwa!!... jiji:)

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