Ese nefasto pedazo de plástico con ropa —que se hace llamar Barbie—, es una de las peores denigraciones encargadas de poner en riesgo la integridad de cualquier ser que deambule por el planeta. Su sola presencia pone en riesgo el desarrollo sensorio-motriz y divide el yo progresivamente, pero no en dos, sino en diez.
Sin embargo, el título de estupidez infinita se lo otorgo a las Bratz, ese trivial objeto es la tapa de la idiotez. Cada vez que veo una, me provoca suicidarme y comprarle un revólver al vendedor para que haga lo mismo. No entiendo cómo tienen la desfachatez de catalogar como bella criatura a semejante engendro diabólico. Pensándolo bien, Chucky es más tierno.
La humanidad me preocupa. Si los niños de ahora son el futuro prometedor, entonces tendremos que ir acumulando reservas emocionales para soportar la desgracia que nos espera. Con el paso de los años vamos a terminar sumergidos en una corrupta y desdeñosa revolución bratziana. La desdicha será la honra, y todo acto solidario acabará en un atroz baño de sangre tipo Masacre de Texas —o Saw, para agregarle un poco de sadismo mezclado con diversión—.
Con la indecorosa presencia de las Bratz en el planeta tierra, dudo si realmente quiero tener hijos. Tendré que ver que sabia decisión tomo antes que se agote mi ciclo vital, antes que llegue el momento de mi muerte y me toque partir de este plano físico; antes que mi vehículo planetario (el cuerpo) quede sumergido cien metros bajo tierra —si no ocurre algo más trágico, uno nunca sabe—.
Sin embargo, el título de estupidez infinita se lo otorgo a las Bratz, ese trivial objeto es la tapa de la idiotez. Cada vez que veo una, me provoca suicidarme y comprarle un revólver al vendedor para que haga lo mismo. No entiendo cómo tienen la desfachatez de catalogar como bella criatura a semejante engendro diabólico. Pensándolo bien, Chucky es más tierno.
La humanidad me preocupa. Si los niños de ahora son el futuro prometedor, entonces tendremos que ir acumulando reservas emocionales para soportar la desgracia que nos espera. Con el paso de los años vamos a terminar sumergidos en una corrupta y desdeñosa revolución bratziana. La desdicha será la honra, y todo acto solidario acabará en un atroz baño de sangre tipo Masacre de Texas —o Saw, para agregarle un poco de sadismo mezclado con diversión—.
Con la indecorosa presencia de las Bratz en el planeta tierra, dudo si realmente quiero tener hijos. Tendré que ver que sabia decisión tomo antes que se agote mi ciclo vital, antes que llegue el momento de mi muerte y me toque partir de este plano físico; antes que mi vehículo planetario (el cuerpo) quede sumergido cien metros bajo tierra —si no ocurre algo más trágico, uno nunca sabe—.
escribes bien
ResponderEliminarok... esto es extraño
pero chido
saludillos
pez
y si, las bratz son bastante feas